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Sábado 26 de septiembre, sala Caracol (Madrid)
Bajo el nombre de Festival de Hard Rock Melódico y Progresivo se presentaban en Madrid tres de las mejores bandas surgidas en los últimos años. Con estilos diferentes pero con la calidad como denominador común. Un festival donde los tres grupos tendrían la misma consideración (sin teloneros ni cabezas de cartel), mismo tratamiento y mismo tiempo para ajustar su repertorio habitual, algo recortado en todos los casos para adaptarse a un concierto triple.
El cartel era lo suficientemente atractivo para que se generara una buena expectación en torno al festival, que se tradujo en un lleno casi total en la sala, a pesar de competir con la habitual sobredosis de conciertos de los sábados en Madrid, incluyendo a un Leo que también llenó La Riviera.
Con todo esto, se palpaba en el ambiente la sensación de que íbamos a vivir una gran noche Rock en vivo. Entre el público, muchas caras conocidas entre las que se encontraban una buena cantidad de músicos de otros grupos, algo que muchas veces se echa en falta en otros conciertos.

The Val fueron los primeros en salir a escena. Seguramente el mejor grupo de Rock melódico que tenemos en nuestro país, a finales del año pasado ya presentaron en la capital su segundo disco, “Heading for the Surface”. El grupo no se prodiga mucho en directo, así que había mucha expectación por verles de nuevo sobre un escenario, ya que siempre ofrecen un plus y nunca defraudan.
A pesar de las numerosas veces que he podido disfrutar del directo de The Val, siempre salgo plenamente convencido. Un grupo que gana enteros en vivo y que a la calidad que atesoran se une la fuerza que imprimen en directo, algo que en estudio se echaba en falta en su ópera prima “Back” y que fue corregido en “Heading for the Surface”, disco sobre el que se basó la mayor parte de su set.
La banda sigue basando su potencial en el dúo Samos – De Val, el Ying y el Yang que siempre les ha acompañado y cuya combinación produce tan buenas sensaciones. Por un lado Alfonso representa el lado más visceral, más rockero, desatando las pasiones a la guitarra que en los discos sólo muestra a cuentagotas. Y del otro lado, Gabrielle muestra la dulzura, la clase y la elegancia, con una voz siempre en su sitio y cantando con muchísimo gusto todos los temas del repertorio.
Tal es la atención que Alfonso y Gabrielle generan que se puede caer en el la tentación de obviar al resto del grupo, pero sería injusto. La aportación del bajo Alex Morell es básica en el sonido de la banda, haciendo tándem perfecto con Rubén Berengena, un batería versátil y muy fino, que sabe siempre aplicar la potencia adecuada a los temas, ayudado por su depurada técnica. Tony Ortega estuvo bien con sus teclados, pero con algunos despistes poco habituales en él. Gran instrumentista, quizás no fue su día, aunque dejó constancia de su nivel en momentos de gran calidad. Completando la formación, María López es un complemento perfecto para el sonido en directo de The Val, sobre todo por su buena voz, consiguiendo con sus coros con los que hace que los temas no pierdan riqueza. También apoya la parte instrumental con un segundo teclado, aunque esta noche esa aportación pasó más desapercibida.
El concierto de The Val fue memorable. Salvando unos pequeños problemas de sonido al principio, no se pueden decir más que cosas positivas de la hora y cuarto que estuvieron en el escenario. Es una lástima que no se prodiguen más en directo, porque en cada ocasión suman más seguidores a la causa. Público que había acudido a la llamada de los otros grupos del cartel asistía alucinado al despliegue de calidad de The Val, como así atestiguaban los comentarios tras su concierto.
Como era de prever, el grueso de su set estuvo compuesto por temas de su segundo disco, “Heading for the Surface”, entre los que me quedaría con “Crusaders”, “Wish you all the best” (que dedicó a todos los que cumplían años en esos días), “My Heart Is Beating” (en directo suena como un cañón) o el hit “Roses And Chains”. También hubo un recuerdo para su primer disco, “Back” con temas como “Kiss In A Dragon Night”, siempre bien recibido.
Gabrielle de Val llenaba el escenario con su elegancia, moviéndose con mucha clase y sintiendo y haciendo sentir la música que sonaba en cada momento. Impecable en todo momento, dio una lección de cómo cantar rock melódico, tanto en los temas más cañeros como bordando la suavidad de temas más tiernos como “She’s Dumb And Blind” con su aterciopelada voz.
El otro punto de atención, Alfonso Samos, comenzó ajustado a lo que los temas exigían de su guitarra y se fue desmelenando a medida que avanzaba el concierto. Antes de “Johnny’s Got A Red Car” nos regaló un sentido solo de guitarra lleno de feeling, acompañado únicamente por los teclados, y a partir de ahí se erigió en serio protagonista del concierto. El blues “Stardust” fue muy alargado para el lucimiento de Alfonso, quien hizo una verdadera exhibición de dominio de su instrumento. También fueron extendidos los finales de“Unwritten Songs” y “The Age Of The Sun” para regocijo de los amantes de la guitarra eléctrica.
Al finalizar el concierto, los comentarios entre los presentes eran entre asombro y admiración por parte de quienes no les habían visto nunca, y de plena satisfacción por los que ya somos veteranos en estas lides.

Segundo asalto de la noche, protagonizado en este caso por el grupo más novel del festival. 7 Almas sólo tienen editado un disco, “Nueva tierra”, que tocaron íntegramente, más una sorpresa que nos tenían preparada.
El grupo lo forman Israel Hernansáinz (voz), Oscar López (guitarra), Oscar Salas “Cherokee” (bajo), Carlos Mora (teclados) y la última incorporación a la banda, el batería Oscar Perez (Nexx, Khy), quien ha sustituido tras los tambores al tristemente desaparecido David Saura.
Comenzaron con “Buscando” y desde el principio demostraron que en directo suenan con la misma o más fuerza que en disco, manteniendo y potenciando sus virtudes. En especial nos impresionó la potencia vocal de Israel, con un poderío impresionante. La parte instrumental de la banda se mostraba también muy competente, en especial la guitarra de Óscar López, muy atinado en todo el show.
El único “pero” que se pudo achacar a su concierto es el excesivo volumen al que nos sometieron, incluso bastante molesto dependiendo de la zona de la sala donde estuviéramos ubicados. Además, los teclados de Carlos Mora sólo se escucharon en contadas ocasiones, normalmente en sus fases solistas, ya que al entrar el resto del grupo quedaban totalmente tapados.
El concierto siguió con “Dispuesto y en pie”, una nueva muestra del hard rock poderoso que practica 7 Almas. Gran solo de Óscar López y un Israel Hernansáinz en estado de gracia.
Tras “Diosa del Templo” sonó uno de sus mejores temas, “Te siento lejos”, en el que muestran la pasión del grupo por “Whitesnake post-1987”, sobre todo en la guitarra de Óscar López.
Uno de los secretos del buen sonido del grupo es la gran labor de la base rítmica, crucial en un grupo de este estilo. Tanto “Cherokee” como Óscar Pérez rayaron a gran nivel toda la noche, confirmando el fichaje del nuevo batería como todo un acierto.
En varias fases del concierto Israel empuñó una guitarra acústica con la que completar el sonido del grupo. Así sonó la emocional “Allí estaré”, mostrando que puede manejarse en varios registros.
Tras “Libre”, una bonita introducción al piano de Carlos Mora nos llevó a la emotiva balada“Más allá”, con coros de todos los miembros del grupo. Emocionante.
Llegados a este punto nos ofrecieron la sorpresa que nos tenían reservada. El resto del grupo abandonó el escenario, dejando solos a Israel Hernansáinz y a Óscar López con una guitarra acústica, para regalarnos una versión acústica de“Gimme All Your Love” de Whitesnake. Ni que decir tiene que el público se volcó, cantando el estribillo de forma unánime. Uno de los momentos mágicos de su concierto.
Ya con todo el grupo de vuelta, el grupo retomó su propio repertorio con “Hasta el amanecer”y “Nueva tierra”, dos temazos que sonaron en directo aún con más fuerza que en el disco.
Con estas buenas sensaciones el concierto se encaminó al final con “Vampiros de traje” y el inmenso medio tiempo “Esperándote”, otro de los puntos álgidos del concierto, poniendo el cierre con “Donde está tu amor”.
Muy buenas sensaciones dejó 7 Almas. Un grupo al que seguir en el futuro y que es una de las grandes esperanzas de los aficionados al Hard Rock nacional.

Nunca había tenido oportunidad de ver en directo a Dry River, pero todos aquellos que habían tenido esa suerte me habían hablado maravillas de su espectáculo y de su calidad sobre el escenario.
Lo primero que me llamó la atención, justo antes del comienzo de su concierto, es la cantidad de público que se apelotonó a pie de escenario. Era evidente que muchos estaban en el festival atraídos por la presencia de Dry River, tanto “nativos” madrileños como gente desplazada desde lejos para ver la descarga de los castellonenses.
Llegada la hora del concierto, dos actores disfrazados de camareros presentaron al grupo. Estos dos actores aparecieron varias veces durante el show, con mucho buen humor y ampliando el sentido teatral que de por sí ya tiene Dry River.
Cuando los músicos entraron en escena, ataviados con pajaritas y chaquetas amarillas de lentejuelas, más parecían una orquesta pachanguera que un grupo de rock. Se colocaron en sus sitios, comienza un bonito piano y Ángel Belinchón empieza a cantar la intro “Traspasa mi piel” de su segundo y último disco, “Quien tenga algo que decir… que calle para siempre”. Y toda la parte delantera del público cantó al unísono con ellos. Impresionante, nada más empezar. Tal y como viene en el disco, la intro desemboca en “Bajo control”. Los que no habíamos visto nunca al grupo en directo nos mirábamos entre nosotros: ¡cómo suena esta banda!
Ángel Belinchón (voz) tiene un magnetismo especial. Con una voz fina y personal, su simpatía y carisma se añaden a sus buenas dotes como cantante. El grupo lo completan Carlos Álvarez (teclados y guitarra), Martí Bellmunt (teclados y saxo), David Mascaró (bajo) y Matías Orero (guitarra). Para el puesto de batería, dada la indisponibilidad para esta fecha del titular del puesto, Pedro Corral, el grupo recurrió a Alfred Berengena, batería excepcional que se aprendió el complicado repertorio de Dry River en un tiempo record. Como curiosidad, Alfred es hermano de Rubén Berengena, actual batería de The Val, con lo que ambos hermanos compartieron escenario y kit de batería en este festival.
Siguieron con “El lado bueno de las cosas malas”, con una exhibición completa de todos y cada uno de los músicos que componen la banda. De un nivel técnico muy alto, consiguen llenar sus temas de recovecos complicados sin por ello resultar monótonos ni aburridos.
Además de los músicos, los dos actores que habían presentado la actuación salieron disfrazados en varias ocasiones al escenario, contribuyendo a un show total muy divertido. En “Oda al líder”, uno de ellos salió como un dictador que tenía en formación militar tanto a músicos como a todo el público que quiso unirse al espectáculo.
La banda suena con una mezcla de rock progresivo, las voces y los coros recuerdan a Queen, hay algo de Asfalto… todo mezclado con su propio estilo. Y lo más difícil es compactar todo ello y hacerlo entretenido. Y lo consiguen, aún en un tema tan extraño como“¿Cuánto vales tú?”, quizás el más enrevesado de los que tocaron esa noche.
Para presentar “Irresistible”, comentaron que acababan de publicar un video-clip sobre este tema. Salieron de nuevo los dos actores y tal y como sale en el vídeo, aquello se convirtió en una clase de aerobic rockera con una coreografía digna de Eva Nasarre. Buena parte del público cogió el bailecito enseguida y fue realmente divertido.
También dejaron impronta de su lado serio con“Frascos vacíos”, un tema dedicado a los enfermos de Alzheimer que sonó realmente emocionante. Musicalmente muy orquestado, el grupo sabe darle la pasión necesaria sobre una letra estremecedora.
Aunque la mayor parte del concierto estuvo basada en su segundo disco “Quien tenga algo que decir… que calle para siempre”, también hubo hueco para un par de temas de su disco debut, “El Circo de la Tierra”, como “La mujer del espejo”, muy cañera, para gusto de Alfred Berengena, acostumbrado a tocar en grupos más duros. A pesar del poco tiempo que dispuso para preparar el concierto, estuvo impecable, sin desmerecer a los propios músicos de Dry River, entre los cuales no se podría destacar a ningunos sobre los demás ya que todos ellos son técnicamente impresionantes.
El otro tema recuperado del primer disco fue“Pequeño animal”, durante el cual uno de los actores apareció disfrazado de Freddy Mercury haciendo sus poses características. En un momento dado, se tiró al público quien le llevó en volandas durante un rato por encima de las cabezas del personal, mientras el grupo continuaba tocando. Increíble.
El concierto llegaba a su fin, y para ello tocaron el que quizás sea el tema más reconocido de Dry River, “Traspasa mi piel”, con el que están llegando a mucha gente que aún no les conocía. En el mismo aúnan todas sus virtudes: pegadizo, técnico, complicado y simple a la vez. En él hay progresivo, hay rock, hay pop… hay de todo. En la parte central Ángel Belinchón hizo cantar el estribillo al público, que respondió de forma unánime.
Y cuando creíamos que el concierto iba a finalizar, Ángel llamó al escenario a Gabrielle de Val e Israel Hernansáinz para cantar con él un extensísimo medley de 15 minutos con temas de Queen. Comenzando y terminando con el principio y final de “Bohemian Rhapsody”, también sonaron retazos de “Killer Queen”,“Don’t Stop Me Now”, “We Are The Champions”, “Keep Yourself Alive”, “Tie Your Mother Down”, “Princes Of The Universe”, “I Want It All”, “Innuendo”,“One Vision”, “Friends Will Be Friends” y“Who Wants To Live Forever”. Se quedan cortas las palabras para expresar lo que sentimos, fue un cierre perfecto para una noche mágica.
Un festival inolvidable, un éxito en todos los sentidos. Por la calidad de las tres bandas, por la gran respuesta del público que llenó la Caracol y porque la inmensa mayoría de los que fueron por uno de los tres grupos salió siendo fan de los tres.
Ojalá haya más noches como esta. Yo me apunto donde sea.
Texto y fotos: Shan Tee